Cuestiones breves acerca de la falacia de "Alternancia de Poderes"
- Bruno Torres
- 9 de set. de 2020
- 8 min de leitura
Breves cuestiones sobre la falacia de la “alternancia de poderes” como “elemento intrínseco en la preservación de la democracia”
(24 de novembro de 2019).

Hace tiempo yo había publicado una breve reflexión acerca de la “alternancia del poder” como elemento que supuestamente “reforzaba la democracia”. Debido a controversias recientes en Bolivia, acerca de las duraciones del tiempo de ejercicio de Evo Morales, un compañero me pidió que retomara esta breve publicación, pero no logré encontrarla.
Todavía, aún era el caso reanudar esta discusión.
Figuras como Luciano Huck, miembro de esa derecha liberal “blanda”, “moderna”, publicaron en su perfil oficial de twitter, dando a entender que casi únicamente la culpa de la caída de Evo Morales sería de la “falta de poder alterno”, que esto no proporcionaría la "democracia" adecuada - sabrá Dios cuál es la concepción de democracia del presentador de televisión de nariz prominente.
Es obvio que el tema suscita discusiones mucho más allá de la propia Bolivia.
¿Quién nunca ha oído hablar de un profesor de secundaria hablando que Cuba en verdad es una “dinastía de los Castro” por cuenta de los sucesivos mandatos consecutivos de Fidel que, según ellos, fueron defraudados y decididos por la voluntad única e inequívoca del líder totalitario Fidel? ¿Quién nunca ha escuchado que los años seguidos que Fidel estuvo en el liderazgo de la nación cubana fue una de las pruebas claras de la falta de democracia en Cuba?
De Cuba a la URSS. De China a Bolivia. Desde países socialistas hasta países que solo implementaron un proyecto nacional (incluso con severas limitaciones). De revolucionarios a reformadores que entren en mínima contradicción con los intereses de potencias extranjeras. Todos estos países, sin excepción, serán objetivos de diversos ataques, entre los cuales algunos de estos ataques serán en ámbito ideológico. Las acusaciones de "falta de alternancia de poderes" será una de las cartas más extraídas del mazo de falacias políticas entre estos ataques.
Sin entrar a fondo del caso de Evo Morales en particular, o incluso de Cuba, quisiera plantear una pregunta más general sobre esta sentencia, muy utilizada por los principales canales de prensa mainstrein, y también por los portales de prensa de izquierda e independientes aún dominados por anticomunismo o por concepciones hegemónicas - véanse The Intercept, y periódicos de la izquierda liberal y amplias fracciones del trotskismo.
¿De dónde viene esta sentencia? Ella es nueva? ¿Viene de la democracia burguesa contemporánea?
Esta discusión, como algunos ya saben, no es nada nuevo en la Historia, en la Ciencia Política y en el ejercicio de la política en sí. Sus raíces son más antiguas y se pueden encontrar en el advenimiento de las sociedades de clases, especialmente en las civilizaciones guiadas por el modo de producción esclavista.
Partiendo de este presupuesto histórico, podremos entender que la idea de poder político alterno no era más que un pacto entre diferentes fracciones de las clases sociales dominantes. Para buscar cierta estabilidad y aliviar la fricción dentro de la propia clase explotadora, para evitar que estas fricciones entre ellas generen brechas en las clases subordinadas, para que estas últimas no debiliten el orden social aprovechando la fricción de las primeras.
En otras palabras, es una idea que no surgió de un principio moral puramente abstracto, sino que nació de las necesidades prácticas de los estratos económicos que dominaban políticamente. Los patricios romanos, por ejemplo.
Esto nunca fue una preocupación de la humanidad antes del surgimiento de las clases sociales, y de la extensa división social del trabajo, en lo que suelen llamar “comunismo primitivo”, “modo de producción aldeana” y entre otros conceptos que podemos llegar a utilizar para los grupos humanos prehistóricos.
Tenemos algunas similitudes en las estructuras políticas de la antigua Roma, aunque nuestras configuraciones sociales son bastante distintas, y es obvio que en el mundo moderno esta lógica de "alternancia" que ha existido desde la antigüedad se reproducirá, a veces de manera más explícita, a veces más sutil también en la época contemporánea.
De las formas más abiertas en Brasil, tendremos, por ejemplo, el pacto Café-con-Leche (Café-com-Leite), alternando la presidencia de Brasil entre un representante directo de la oligarquía rural del café en São Paulo con uno de la oligarquía rural del leche en Minas Gerais (dos provincias oligárquicas que hicieron un pacto de alternancia y relevo por la Presidencia de la República en Brasil).
De la manera más sutil lo tendremos en las propias elecciones “libres”, donde si bien no hay un control tan directo de los resultados finales de las elecciones como en la República del Café-con-Leche, existe un pacto de tolerancia para que las clases dominantes respeten el resultado de las elecciones independientemente del candidato ganador, desde que estén dentro de los dictámenes que ellos establecen: no tocar en el capital financiero (principal punto de polémica), no tocar en los intereses de las empresas transnacionales, no ampliar los derechos laborales y apaciguar la cuestión agraria.
En Estados Unidos, la dinámica de “alternancia” entre el Partido Republicano y el Partido Demócrata también ayuda a entender esto. Existe un pacto informal, muy evidente para cualquier observador externo, en el establishment estadounidense para tolerar la alternancia entre estos dos partidos.
Pues bien, ¿esta alternancia garantizó de alguna manera el carácter democrático de estos gobiernos? ¿La alternancia del poder reforzó o permitió que las instituciones del Estado se democraticen o "permanecieran democráticas"? (Eso si alguna vez fueron).
Pero volvamos a la antigua Roma.
Aunque el modo de producción ser la esclavitud, los principales antagonismos socioeconómicos que guiaron la política no vinieron de los patricios y los esclavos -como ocurre hoy entre capitalistas y proletarios-, sino entre patricios y plebeyos.
Sintetizando el contexto histórico, estos choques sociales hicieron que los plebeyos, a través de movilizaciones y presiones políticas -muchas de las cuales se radicalizaran considerablemente- lograran presionar a los patricios para ganar algún espacio político.
Antes, los cargos, ocupados solo por patricios (como el Senado romano), no permitían que esta otra clase social tuviera ningún poder para intervenir en la política, en la aplicación y cumplimiento de las leyes, etc., lo que normalmente significaba que las leyes siempre podría dañar a esa gran parte de la población.
Con intensos levantamientos y efervescencias sociales, los patricios se vieron obligados a hacer concesiones, y una de ellas fue la creación del cargo de Tribuno de la Plebe. Resumiendo, el cargo servía para representar al plebeyo ante el Senado, Cónsules, etc., pudiendo realizar determinados vetos o proponer nuevas leyes, siempre en el interés de los plebeyos. Cualquiera que pueda recordar las clases de historia - y me refiero a las clases de la escuela secundaria - puede recordar la historia de los hermanos Graco. El trágico final de sus vidas fue solo el desencadenante de conflictos sociales y políticos más profundos.
Eran dos políticos que buscaban representar a la plebe, orientar ciertas reformas y que tocaban principalmente el debate de la Cuestión Agraria en la Antigua Roma (pero no sólo, sino también cuestiones militares y entre otras reformas). No apuntaban a una agenda tan “progresista” como la abolición de la esclavitud, claro, pero ya estaban pensando en una reforma agraria que beneficiaría mínimamente a los plebeyos, tan dañados por la política de reparto territorial muy desigual del Estado romano.
El resultado de los dos lucharen por los intereses de la plebe de una manera tan comprometida fue el siguiente: ambos murieron por conflictos con el Senado romano.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver toda esta historia con la discusión sobre el poder alterno? En verdad, todo tiene que ver.
Antes de asesinarlos, las acusaciones de sus enemigos eran pensadas en términos de asociar sus figuras con la imagen de "tiranos", de oportunistas que querían "perpetuarse en el poder" mediante la posibilidad de reelección. Hubo quien acusase a Tiberio Graco de querer convertirse en "un nuevo rey", dar un golpe para acabar con la República romana y colocarse como un poderoso "monarca".
Como vemos, las acusaciones no son nuevas y se repiten de nuevas formas en nuevos contextos.
Con el interés de ser reelegido para que pudiera llevar a cabo eficazmente sus proyectos de reforma y avanzar en la agenda agraria de la plebe (pues se trataba de proyectos que necesitaban un mandato más largo, ya que eran reformas un poco más profundas que meras políticas paliativas) hubo quien lo acusase de querer acabar con las instituciones republicanas, lo que hoy se puede comparar de manera análoga a las acusaciones de querer acabar con las instituciones democráticas.
Los patricios tenían la percepción de que la perpetuación de alguien, en un puesto tan importante en la República Romana, sería la consolidación de la “tiranía” porque sus intereses serían contrariados. La clase dominante en cuestión estaría siendo "asfixiada" por los "tiranos" de la plebe.
Obvio que es justo pensar y hacer ciertas analogías con los discursos de los liberales y de la gran burguesía sobre los políticos que han tenido la mínima "vena popular" y piensan que están siendo sofocados por la presencia de un estadista "autoritario", términos que se complementan con un nuevo vocabulario, que incorpora conceptos vacíos y falacias como el "populismo", un término querido por los intelectuales de derecha e "izquierda" de la USP, véase Fernando Henrique y Fernando Haddad, promovido por autores como Boris Fausto y usado por todos los pequeñoburgueses intoxicados ideológicamente.
El hecho es que si un determinado cargo ejecutivo era incorporado durante años consecutivos por personas alineadas con los intereses de las clases dominantes en Roma, al igual que si un determinado cargo ejecutivo se ocupa por períodos consecutivos por partidos o políticos alineados con los intereses de la mayoría de la clase burguesa, del rentismo, del capital financiero, etc., simplemente dejan caer cualquier acusación de tiranía, de "perpetuación del poder que deteriora las instituciones" y se esconde la famosa falacia de la "alternancia del poder". Cabe señalar que el discurso de alternancia del poder, por ejemplo, nunca se utilizó contra Angela Merkel, la primera ministra alemana.
Por eso, siempre que sacripantas como Luciano Huck y entre otros liberales, usaren la carta de “alternancia de poder”, recordemos un poco la historia, y estudiemos quién sirve y quién siempre ha cumplido este tipo de falacias, no solo hoy , pero desde la antigüedad.
En síntesis:
1) La alternancia de poderes es el resultado de un pacto de tolerancia a la alternancia entre distintas fracciones de una misma clase dominante.
2) Los proyectos societarios que piensen en los intereses populares, que casi siempre necesitan reformas mínimamente profundas, necesitan ser aplicados en el mediano o largo plazo, donde la supuesta "alternancia de poderes" tiende a obstaculizar el avance y profundización de este proyecto, ya que las posibilidades de el mandato sucesor no continúes con el proyecto es alto - provocando que las reformas necesarias terminen muriendo antes de ser implementadas por completo.
3) La elección o reelección de un determinado político para un determinado cargo no dice nada sobre la institución ser o no republicana o democrática, solo dice que un determinado político sigue siendo prestigioso dentro de los sectores que representa y, por tanto, los mismos que lo eligieron seguirán queriendo refrendar a este representante.
No nos importa si determinado líder político ha estado a cargo durante 4 años o si lo ha estado durante 20 años. Tenemos poco interés en establecer un límite de tiempo para que los líderes permanezcan en cargos importantes en organizaciones o instituciones del Estado. Lo que realmente importa es la política, los proyectos que se están implementando o no, cuáles o qué clases están siendo representadas o movilizadas por determinado proyecto, partido o liderazgo.
Nosostros no nos oponemos a Angela Merkel, por ejemplo, porque ya ha pasado tres mandatos consecutivos. Nos oponemos porque ella está en un campo político y nosotros en otro. Nos oponemos porque defendemos los intereses de una clase y ella defiende los intereses de otra.
Desde la antigüedad hasta la contemporaneidad, la “alternancia de poderes por alternancia de poderes” en forma abstracta, sin ninguna puntuación crítica, contextual, etc., ha sido siempre una trampa seductora para un joven supuestamente rebelde y vulnerable a creer en los cuentos de la “libertad contra el autoritarismo del populismo".
Es importante la tarea de intentar desintoxicar la mentalidad de este joven, y execrar este punto de vista nefasto para nuestro campo.
Bruno Torres (traducido del portugués al español por Ester Claudino)
Comments